ARTICULACIÓN DE LA EDUCACIÓN BASADA EN
COMPETENCIAS: ¿DE DÓNDE PARTIMOS, HACIA DÓNDE VAMOS?
En especial en la última década, todos los países han enfrentado de
distinta manera un acercamiento entre el mundo productivo y el mundo educativo.
Unos centrándose más en las competencias generales, como las propuestas
generadas en el Espacio Europeo de la Educación y otros en competencias más
directamente relacionadas con las ocupaciones mismas, como los liderados por el
reino Unido y Australia. Esta misma tendencia se ve reflejada en las formas de
articulación que se dan en el país y las cuales son desarrolladas más adelante.
Cualquiera
sea el camino a seguir, se identifican en la mayoría de los propósitos, en los
por qué y para qué acercar esos dos mundos:
·
Atender la necesidad de ser países más
competitivos que respondan a los retos de un mundo globalizado, haciendo más
eficiente y eficaz la formación profesional.
·
Disminuir la brecha existente entre la formación
profesional y el mundo del trabajo.
·
Contribuir a la articulación entre las diversas
instituciones educativas de las regiones, favorecer la movilidad de los
jóvenes, aumentar la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo, más
allá de la educación media y de una manera especial apoyar la formación de un
país más equitativo, dando a los jóvenes iguales oportunidades de acceso a los
distintos niveles de formación.
·
Asumir el reto de formar jóvenes que estén
preparados para continuar su proceso formativo de una manera permanente, y así
puedan adaptarse a las diversas profesiones
y ocupaciones que tendrán a lo largo de la vida.
Para articular los distintos niveles de la educación es necesario
entender las competencias como el eje transversal del proceso formativo, y como
el primer criterio de armonización de la oferta académica de programas e
instituciones de educación básica, media y superior. Significa entender las
competencias como un elemento que integra conocimientos, habilidades y valores,
es decir, que comprende aspectos de tipo cognitivo, procedimental y actitudinal
interrelacionados en la búsqueda de desempeños eficientes en entornos de
trabajo asociados a un campo laboral concreto. Desde esta perspectiva, la competencia
es integral e integradora. Esta última es la característica que fundamenta un trabajo
interdisciplinar requerido en el desarrollo de una competencia.
Sea cual sea la conceptualización en la cual se fundamente un trabajo
curricular basado en competencias, es importante señalar que la competencia
tiene una vigencia en el tiempo, es dinámica en función de los cambios
tecnológicos y científicos que la fundamentan y de las situaciones que la
promueven o la potencian, es por ello que una articulación directa con el mundo
del trabajo es clave para la identificación y validación de competencias y en especial
para poder responder a ese mundo cambiante. También se apunta que la competencia
debe poder evidenciarse mediante comportamientos observables, suficiencia en
conocimientos o desempeño adecuado.
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